En días recientes, fui hospitalizado por una cuestión menor. Una pequeña recaída, de tantas que uno ya se acostumbra. Pero como vegetariano, no me acostumbro al servicio tan mediocre por parte de los “nutricionistas clínicos” del país. No sé cómo será en los demás países de América Latina, pero en Colombia, la nutrición tiene muchas falencias, vacíos y desaciertos que hace que para los médicos, la nutrición no sea importante.
Realmente son muy pocos los currículos de medicina de las universidades en Colombia, que integran nutrición en su pensum. Quienes la tienen, la ofrecen como una sola materia electiva en los últimos semestres. La nutrición en Europa y Estados Unidos parece que ha tenido mucha más importancia entre los médicos que en Suramérica. El gran interés que despierta toda la biodiversidad de nuestros países parece tener mucha más importancia para los extranjeros, que para los nacionales. Por ejemplo, en Alemania existe El Instituto de Ciencias de Tecnología Alimentaria de la ciudad de Karlsruhe (Karlsruhe Institute of Technology Food Science) donde se dedican a la investigación funcional de los alimentos en la fisiología del cuerpo humano. Nuestros alimentos promisorios como: quinoa, amaranto, borojó, yacón, Stevia, entre otros; son estudiados para transformar estos alimentos y realizar productos que faciliten su consumo. Aunque en Colombia existen pequeñas empresas que transforman estos productos, la influencia de la publicidad y la poca educación que existe al público de los alimentos autóctonos promisorios, hace que no se consuman a gran escala.
Como paciente, he tenido muchas experiencias negativas con los jefes de nutrición de los hospitales en la capital colombiana. La primera vez, hace casi 25 años en el antiguo Hospital Infantil Lorencita Villegas de Santos, cuando me ampliaron mi vejiga neurogénica; entró bastante molesta a mi habitación la jefe de nutrición de ese hospital, y me dijo: ”Usted no come pollo, no come pescado, no come carne; entonces que le doy?”…¡!
Cada vez que ingreso a un hospital, soy yo quien les dice mi menú a las señoras que trabajan en la cocina. “A Ustedes deberían enseñarles a cocinar en su carrera”, les dije alguna vez a dos nutricionistas de turno. Ellos me contestaron: ”Es que somos “nutricionistas clínicos”. ¡Hágame el favor! Me parece una respuesta tan engreída, que soy testigo de ver que solamente los ve uno midiendo y pesando pacientes, sumando las calorías con unas tablas, calculando IMC (Indice de Masa Corporal) y eso sí, promocionando leches de fórmula de multinacionales en base a soya y azúcar para ancianos y bebes. Nada más. Ni siquiera se toman la tarea de dialogar con el paciente. Su visita a la habitación no supera los 3 minutos, como estuvo el último residente de nutrición que me tocó. No estoy siendo irrespetuoso. Mi llamado de atención es debido a la urgencia que todo paciente reclama, cuando el médico le hace una larga lista de prohibiciones y no tiene ninguna alternativa para remplazarlas. No tome café, no coma carne, no tome leche, y un largo etcétera de prohibiciones donde el paciente sale de la consulta preguntándose: “Entonces que como?” Es bien sabido el desconocimiento que tenemos los colombianos de nuestra biodiversidad. Pero, ya es hora que los nutricionistas del país se preparen con una mayor conciencia y reclamen en su carrera, unas clases urgentes de cocina. Qué puede recomendarle un nutricionista a un paciente, si no sabe cocinar? Coma frutas, verduras y tome agua. Son las recomendaciones generales que les he escuchado. Señores, la gente ni sabe que frutas comer, ni cómo comerlas, y mucho menos, sabe la diferencia entre una verdura y una leguminosa. La gente cree que comer cereales, es comer productos Kellogs, con su enorme contenido de azúcar.
Al paciente hay que reeducarlo. El cambio de su comida influye en casi el 80% del éxito de cualquier terapia. No importa de qué tipo de medicina sea. Esa debe ser la principal misión de un médico y de un nutricionista: reeducar al paciente, para que a partir del cambio de su estilo de vida y su dieta, pueda salir adelante con su salud. No es solamente tomarse los medicamentos. La presencia de la diabetes, la hipertensión y la obesidad no es porque los pacientes no se tomen correctamente los medicamentos. Es porque no existe una reeducación dentro de los sistemas de salud. Sin embargo, ya de antemano sabemos que a ninguna multinacional le interesa ese tema. La curación de un paciente a ellos no les interesa. Se quedarían sin clientes.
Finalmente, espero seguir con mi objetivo de presionar a las facultades de medicina y nutrición principalmente, para que se dicten clases de cocina en las carreras de las ciencias de la salud. Es urgente. La nutrición debería ser parte de las campañas de prevención y promoción en salud. Promocionar vacunas, no es promocionar salud. Es evidente como a ninguna multinacional ni farmacéutica le va a interesar apoyar alguna campaña de vida saludable. En este tipo de campañas no se puede hacer marketing farmacéutico, ya que no se genera ninguna venta de ningún producto.
¡Si a los nutricionistas, pero que cocinen! De esta manera, mejorarán el diálogo, la consulta y la respuesta de su paciente. Así podremos darles opciones, alternativas verdaderas y reales que puedan encontrar en su entorno, mejorando su salud y calidad de vida.
Referencias
1. https://bioactivefc.iab.kit.edu/
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