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Foto del escritorLa Hoja de Parra

SER ESPEJO DE SUS PACIENTES

Actualizado: 21 jul 2020

Para mis alumnos…

En mi corazón siempre llevo el recuerdo de mis 2 grandes maestros: El Dr. Germán Duque Mejía y el Dr.Keshava Bhat. El primero, el padre de la medicina alternativa en Colombia. La terapia Neural, la bioenergética, la odontología neuro-focal, la acupuntura, la homeopatía, la homotoxicología, entre muchas otras, eran la bendición para cientos de pacientes que aliviaban su dolor. El primer hombre que mereció todo mi respeto, como maestro y como testimonio de vida, por su lucha hacia distintas formas del curar. El Dr. Germán Duque fue tildado de loco en los años 80’s; hasta el punto de crearle una fama tal, que el gremio médico de la época lo envidiaban por su abultada consulta. Hoy es considerado un maestro, un padre para muchos médicos alternativos de prestigio. Sus enseñanzas se imparten en muchas especializaciones y diplomados de medicina alternativa en casi todas las Universidades de América Latina.


Su respeto como médico ante cualquiera que tuviera el “valor y el arte de curar” era de admirar: “Algunos hierbateros y curanderos me demostraron claramente que una curación maravillosa, no es patrimonio exclusivo de doctores…Ellos saben lo que hacen, saben con más frecuencia que tus profesores, cuándo y por qué un paciente se libera de su mal”, recuerdo que decía ante sus alumnos de medicina con mucha humildad. Muchos médicos fueron testigos de las hazañas que el Dr. Duque, en su sabia terquedad, pudo demostrar con sus pacientes; de quienes recibía su respaldo con un “gracias” y una infinita admiración por él. Pero más allá, de enseñar una técnica u otra, la principal enseñanza del Dr. Duque a sus pupilos fue la entrega como médico en el servicio al paciente. “¿Cuál es el consejo de alma al paciente?”, “No se puede servir al paciente, sin antes sacrificarse por él”, decía. El Dr. Germán Duque Mejía siempre fue incisivo en la preparación interna de cada individuo, especialmente, si era un médico. Para él, el éxito de la terapéutica no solo dependía de la relación: Médico-Paciente, sino de la relación que tuviera ese médico con la naturaleza, con Dios, con el Universo. “La calidad humana la pone el alma, no la ciencia”. Y concluía: “lo que el mundo necesita es un médico diferente y no, una medicina diferente”.


Hace 31 años, el Dr. Germán Duque Mejía hizo que tomara la decisión de ser vegetariano, llevar una vida con una mejor conciencia y un cuerpo sano por muchos años más, a pesar de los pronósticos que me daban. Su carisma, disciplina y todo su amor para enseñar y servir a los pacientes, fue para mí su gran enseñanza.


El Dr. Keshava Bhat, padre del Naturismo Tropical, fue un hombre de la India que vivió en Venezuela y que enseñaba con solo su presencia. Parecía esos personajes que tu solo ves en las películas donde aparece el guía espiritual del protagonista. Un PhD en Botánica. No he vuelto a conocer un hombre tan espectacular como él. Su sencillez, su impresionante inteligencia, su memoria y su poder espectacular de conocimiento de los organismos vivos, de leerlos más allá de su cuerpo físico. Con el Dr. Bhat aprendí otra cara de la salud y del conocimiento. Un hombre que en cada palabra que decía, podías encontrar el alivio a cualquier dolor, no importase si fuera físico o del alma. Cuando conocí al Dr. Bhat, tuve la oportunidad de mejorar ese mediocre vegetarianismo que en los años 80’s conocíamos en Colombia de lechugas, papa, arroz y plátano. Tuve la oportunidad de vivir y aprender, todo el poder curativo que tienen muchos alimentos y plantas en el organismo humano en su finca en Cumaná-Venezuela. Aprendí que el 80% de cualquier terapéutica debe estar basada en una buena y apropiada alimentación. Sin embargo, el Dr. Bhat siempre fue claro en hablar que el naturismo, más que una alternativa, debe ser un estilo de vida.


Cuando he sido docente, ellos dos son mi inspiración. Siempre he procurado en darlo todo en mis clases. Enseñar que el cuidado del paciente debe empezar por el cuidado de la salud mental, física y espiritual del médico y el terapeuta. Siempre he procurado llevar la realidad a las aulas de clase, evocando el sentido del servicio a través del amor por lo que se hace. No creo en radicalismos, en mesianismos y mucho menos en dogmas. En mis clases, siempre he tenido la premisa de que mis alumnos creen su propia escuela de pensamiento, mediante el dictado que la conciencia realiza de nuestras reflexiones internas a diario.


El médico de hoy debe brillar con su testimonio de vida. “Si no cuidas los árboles de tus pulmones (bronquios), ¿cómo pretendes que la naturaleza te escuche?”, afirmaba el Dr. Duque en alguna conferencia. El mejor legado que siempre dejo a mis alumnos es que vivan felices, con amor por lo que hacen. Que oren o mediten todos los días en su conciencia de un respirar consciente. Que sean testimonio de vida, como lo fueron mis maestros para mí, siendo espejo de sus pacientes. Y por último, que no se queden con nada, que lo enseñen todo.








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